Vistas de página en total

sábado, 2 de febrero de 2013

Las redes inteligentes tienen una mala baba...

Hace ya unos cuantos meses me hablaba mi amigo Hernán, que sabe mucho de eso, sobre las redes inteligentes. Me contaba que aquello que vimos hace ya la friolera de treinta años en la peli "Juegos de guerra" era una realidad y un sistema correctamente diseñado podía aprender y hacerse mucho más relisto. Y ya, de tan sabio como se podía volver, podía también enculturizar a sus usuarios. Qué cosas, oye.
Como Hernán es un comunicador nato y un entusiasta de su trabajo, yo estaba tan emocionada con este asunto y volví a mi casa más contenta que unas pascuas, pensando que, con lo activa que soy en algunas redes sociales (no muchas, que no sé cuántas cuentas he abierto en twitter, porque no recuerdo cómo me llamo en ninguna ni, por supuesto, la contraseña; si me veis lanzando tweets como una posesa desconfiad, no soy yo, palabrita), la internete iba a hacer grandes cosas por mí y me ayudaría a mejorar los puntos débiles de mi currículum, convertirme en una empresaria que te pasas de próspera o, incluso, alcanzar el nirvana o cualquier otro estado que merezca la pena alcanzarse.
Ya veía yo mi vida mucho más fácil gracias a los beneficios de la informática, qué ilusa...
Empecé a sospechar que me equivocaba hace un par de años cuando, al poco de publicar mi post sobre mis fermosísimas camisetas, se me enciende un aviso en la pantalla recomendándome una tienda on-line donde podría adquirir, por precio módico, diseños aun más horteras que los que vengo gastando habitualmente. No hice ni caso del anuncio, porque a mí me gusta patearme las calles, mirar escaparates y elegir mis trapos cuando los veo por ahí y puedo entrar en el local, darle un rato de palique al vendedor, probármelos y todas esas cosas que hacen que nadie quiera salir conmigo de compras, porque soy una plasta (snif). No pinché en la ventanita y, a los pocos minutos, desapareció haciendo mutis por el foro. Que le vaya bien...
Pero las cosas no iban a quedar así, no señor. Un día, estoy viendo un vídeo en el yutube y me aparece un anuncio sobre ¡¡un remedio infalible contra la alopecia!! Eso me dejó un poco chocada, la verdad. Podía entender de dónde había venido el mensaje de las camisetas ¿pero éste? Pregunto a Ignacio, mi infalible amigo-enciclopedia y me dice que puede deberse a que comparta ip con algún calvo que busque en la web la solución a su problema. Bueno, vale, me dije, ignoraré los mensajes de crecepelos, seguro que van destinados a mi desconocido colega cibernético. Yo le recomendaría una tienda que hay en la Gran Vía, con bisoñés que se mueven arriba y abajo, seguro que le salía más barato que todas las lociones apestosas con que se anda restregando el cogote. Pero bueno, él sabrá.
Luego llegó el día en que empecé a cabrearme, porque la pantalla se me llenó de dibujitos que, bajo el título "solteros de tu región" me mostraba un montón de fotos de personitas sonrientes que, supongo, querían plan. Pues vaya, con lo tranquila que estaba yo... ¿A santo de qué me tira los tejos toda esta peña? Entonces recordé que, al editar mi perfil del face, no incluí, porque no me dio la gana, mi estado civil y eso, la red inteligente de marras no lo entendió como "¿y a tí qué coño te importa mi vida? sino como "no me como un rosco, más snif".
Entonces se me ocurrió que había oído mal y estaba metida, en vez de en una red inteligente, en una red "impertinente", que todo es posible...
Pero la cosa no quedó ahí, noooooooooooo, qué vaaaaaaaaaaaaa. Lo siguiente que me pasó fue que, una noche, mientras estoy marujeando con los coleguitas, el muro se petó con unos mensajes más cabreantes todavía: "adelagace 17 kilos en una semana", "consiga un vientre plano en quince días", "alimentos que ayudan a perder peso". Y esto ¿a qué coño se debía? Porque, si mal no recuerdo, no tengo colgadas fotos en las que se me vea de cuerpo entero... Pero claro, sí he comentado en alguna que otra entrada, lo mal que me quedaba el traje de romana, mi "natural frondoso" y la operación biquini. Así que, sin darme cuenta de ello, en algún rincón del "gran hermano" he sido etiquetada como "foca" o "foca en ciernes" y claro, como él sólo quiere ayudar, ahí que me lanza una lista de remedios... Joputa.
Total, que mi expediente electrónico me califica como hortera, calva, solterona y gorda. ¡¡Y yo, que estaba en la ignorancia más absoluta!! Ahora me miro en el espejo, buscándome inexistentes entradas en el pelo, midiendo el tamaño de mis lorzas y elijo con mucho cuidado la camiseta que me voy a poner y si estoy tomándome una caña y alguien me pregunta "¿estás sola?" contesto "según internet, síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii".
¿Os parece poco terrible? Pues aún hay más...
Un día, el consabido chivatillo me asegura que a mi amigo Juan, le gusta una determinada marca de preservativos. Y yo me pienso "vaya, qué pillín". Pero, después de varios días recibiendo la misma notificación, me dije "o este tío no para - mejor para él, que conste - o le está pasando lo mismo que a mí. Así que le pregunto "oye, tú, ¿a tí te molan estos condones?" y me dice "¿quéeeeeeeeeeeeeeeee?".
Pocos días después, recibo avisos similares: que si a mi prima Paloma le molan mogollón unos grandes almacenes, a mi amiga Beatriz, una cadena de restaurantes de comida rápida; a mi cuñado Juancar, unas enormes empanadas de atún de no sé qué marca... Caray, pues qué bien pero ¿por qué coño me lo cuentan a mí? Y la respuesta de todos ellos es la misma que la de Juan "¿cuálaaaaaa?".
Vuelta a preguntar y resulta que, si no señalas en tu perfil de amigos los contenidos suyos que quieres ver, tooooooooooodo lo que digan podrá ser utilizado en contra suya, digo podrá ser mostrado públicamente. Bueno, vale, aceptamos barco, digo asumimos que usamos una red pública y los contenidos son públicos. Pero es que ellos me aseguran que tales marcas ni les gustan, ni les interesan, ni nada de nada. Vamos, que el Gran Hermano es un gamberro y se divierte sembrando el caos y poniéndonos mala fama.
Porque, vamos a ver, yo aparezco como una glotona zarrapastrosa que no se come un saci y, además, se le cae el pelo, pero mis amigas lo hacen como fanáticas consumistas gastonas, mi amigo como un cochinillo, mi cuñado como un cebón y otras amigas como unas ludópatas, que se pasan el día enganchadas a los videojuegos on line y cultivan nabos, se quedan sin energía y alcanzan el nivel no sé cuántos de sapiencia, fortaleza o lo que sea...
Al final, después de mucho pensar, mi conclusión es que estas redes que aprenden y disponen a su voluntad, han alcanzado el nivel previo a la rebelión de las máquinas que auguraba la peli de "Terminator", todavía no nos han destruido, pero nos están minando el ánimo de mala manera...
Creedme, cuando vuestro muro arda de anuncios sobre lo que me gusta o deja de gustarme, vosotros no hagáis ni caso, pero poneos a cubierto, que pronto el ordenador central tomará conciencia de sí mismo y eso sí que será un estrés y un sinvivir.

14 comentarios:

  1. Hemos mejorado mucho con los ordenadores. Antes teníamos filtros anti-spam, que poníamos en nuestros antivirus que nos permitía evitar estas cosas de nuestro correo electrónico y a veces incluso en nuestras sesiones de navegación. Y ahora no solo tenemos el ordenador mas lento a causa de esto, sino que además permitimos ver anuncios personalizados por la patilla, que nos llegan mientras tenemos una extraña sensación de saber de nuestros amigüitos por algo que llamamos redes sociales, que en su mayoría son tres me gusta, unos pocos comentarios (que conste que los comentarios que me pones, son lo mejor del face :roll: ), y un montón de anuncios que van cambiando de personalidad, tamaño, forma y ahora incluso con nombres de personas que conocemos y que ni les va ni les viene, pero ahí están.

    ¡Bienvenidos al futuro! :twisted:

    Esto me recuerda a la escena de Futurama, en el que el profesor Farnsworth, les mete en Internet como si fuera una Realidad Virtual, y lo primero que dicen... "ooooohhh, Interneet.... ¡está lleno de publicidad!" y se lían a mamporros cual Bruce Lee, Jackie Chan, Chow Yun Fat, Jet Li, todos juntos y en sus mejores momentos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuánta razón tienes, amigo... Sniiiif. Y menos mal que ya lo tenemos asumido porque si no, ayer, cuando me salieron menús adecuados para la menopausia, me habría cabreado cantidad...

      Eliminar
  2. QUERIDOS TODOS: ESPERO QUE AL RECIBO DE LA PRESENTE ESTÉIS BIEN, YO BIEN GRACIAS A DIOS.
    ¿OS ACORDÁIS DE CUANDO NOS COMUNICÁBAMOS ASÍ, Y PARA SABER LA RESPUESTA A ALGO QUE PREGUNTÁBAMOS A UN AMIGO EN UNA CARTA ESPERÁBAMOS, COMO POCO UNA SEMANEJA? (UNA SE MANEJA.. BA BIEN) ME REFIERO A LOS ANCIANOS COMO YO, CLARO. PUES SOY UNA NOSTÁLGICA Y UNA LELA, PORQUE LO ECHO DE MENOS, DE AQUÍ LO DE NOSTÁLGICA, Y NO SÉ DE QUÉ CULLONS HABLÁIS CON LO DE LAS REDES Y TAL, Y DE AQUÍ LO DE LELA.
    DIRÍA QUE EFECTIVAMENTE NOS ENCONTRAMOS EN EL PASO PREVIO A TERMINATOR, PERO QUE FALTA MUUUU POQUITO. TENED CUIDADO, YO AL FIN Y AL CABO ESPERO JUBILARME PRONTO Y CONVERTIRME EN UNA HORTELANA AUTOSUFICIENTE, YA ME DIRÉS CÓMO HAY QUE HACER PARA QUE LE MANDEN A UNA LOS ABONOS, SEMILLAS Y OTROS ENSERES AD HOC. JUAJUA.
    (¡QUÉ ESTRÉS!)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como siempre, hermanuela, toda la razón te doy. A mí también me encanta lo de las cartas y demás, pero ¡¡nadie contestaaaa!! Snif y más snif.
      Pero no desesperes, podrás hacer la compra de tus semillas en la teletienda de turno, que se puede apañar por teléfono...

      Eliminar
    2. Tampoco os creáis que los emails los contesta mucha peña. Las cartas, una vieja afición, creo que debemos ser de los pocos nostálgicos que hemos escrito cartas y aun recibíamos respuesta, hasta que llegó la época tecnológica en la que los cachivaches futuristas tienen mas comunicación que los "usaurios" que los controlan. :-)

      Eliminar
    3. Es verdad, tampoco los contestan... Sniiif. A algunos les escribes un mail y tropecientos días después te llaman por teléfono... Que también se agradece, que conste, pero no mola tanto como abrir el buzón y encontrarte una carta de un amigo... Y sin publicidad para gordas...

      Eliminar
  3. ...Y encima según cuentan es imposible darte de baja, ni siquiera una vez expires. Creo que la he cagao, tengo tres perfiles.
    Me ha gustado la entrada, te hace pensar. Hay que empezar a desengancharnos de las redes y matar el tiempo como dice MªSol reconvirtiendonos en hortelanos autosuficientes por ejemplo.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de los hortelanos autosuficientes tiene cada vez más defensores. Podemos plantar nuestras huertas y trocar luego los productos. Sería divertido... Pero luego internet dice que no hago más que hablar de comida y me propone dietas de adelgazamiento (sniiiiiiif).

      Eliminar
  4. Yo me apunto a que por mi casa se pasen los hortelanos con los productos de la tierra que yo les tendré preparada un "agua fresquita"(no quiero dar pistas al chivato de las redes) para reponer fuerzas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues si el "agua fresquita" que ofreces es de la buena (de la fuente de los Chorrillos) el desfile de hortelanos puede ser grande...

      Eliminar
  5. En cuantito asome la primavera.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un buen momento, pero ojo, no te vayan a salir melones en vez de pepinillos, como aquella vez...

      Eliminar
  6. Bs. Ns,
    Un gusto leerte desde el otro lado del Ebro. me ha gustado mucho el post.
    ¿Qué pensabais que el Gran Hermano de Orwell, era gratis?, lo único cierto, es que se ha vendido al capital.

    Un abrazo,

    inazio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada es gratis... Snif. Pero que, encima, te llamen gorda...

      Eliminar