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martes, 16 de septiembre de 2014

Y ahora, si eres tan lista, descárgate todo..

Ya sé que vais a decir que soy una cansina, que siempre estoy hablando de lo mismo, pero es que ya hace varios días que volví de las vacaciones y todavía no he conseguido vaciar el móvil de cartelitos, fotos, vídeos y demás zarandajas, que en cuanto intento hacer algo normal con él (llamar a mi madre, por ejemplo) me mira con esa carita tan mona que tiene y se parte de risa, el muy asqueroso. Y si miras la capacidad, resulta que te quedan 17 kilobytes y medio y no te caben las fotos de la familia y demás eventos trascendentales, porque está todo lleno de avechuchos con cara de locos y el consabido cartel de "ola ke ase" y otras tontunas parecidas, normalmente quintuplicadas, porque cada mensaje ingenioso te llega por diecisiete vías. Qué poco originales que somos, de verdad.

Pero eso no es todo... Resulta que, como tienes la costumbre de veranear en sitios sin wifi... a no ser que se la mangues a los colegas, que están un poco hasta la pelotilla de ti y tu expresión lastimera del gato de Shrek, pero no saben como decírtelo, porque son, en el fondo, buenos chicos, pues no te puedes descargar todo lo que te mandan, porque te quedas sin datos. Luego vas y te arriesgas, lo descargas y el vídeo en cuestión era el de "la que has liao, pollito", que ya te lo han mandado cincuenta y tres personas más en los últimos diez minutos.

No sé qué os pasará a vosotros pero, en mi caso, entrar en mi galería es descorazonador. En el apartado "vídeos de la cámara" no hay nada decente, porque soy tan torpe que no consigo grabar ninguno o, si lo hago, es una guarrería y se me corta a los diez segundos (¿será que tengo limitado el tiempo a eso? ¿será que no cabe más en la memoria del móvil? Lo ignoro, snif). Yo, que pensaba que iba a registrar auténticas maravillas, para ganar todos los premios de largometrajes grabados con el móvil, me encuentro con que tengo como mucho tres birrias que ni se ven ni se entienden o donde, en todo caso, sale un manchurrón en movimiento (menor no averiguar quién o qué es) y se me oye, de fondo, diciendo una inconveniencia o alguna ordinariez, que se me da de vicio.

Pero es peor el apartado de "whatsapp videos", porque ahí siempre hay ciento noventa y ocho, pero como sólo se ve un fotograma que no es, necesariamente, el primero, me los tengo que ver y requetever para saber cuál es el que quiero conservar y cuál borrar... Y me diréis "pues bórralos todos, so merluza, ni que fueran dignos de un Oso de Oro" pero eso, claro está, sería muy fácil... Porque mi sobrina me manda algunas monadas que hace ella, de vez en cuando llega uno gracioso... vamos, que entre la porquería hay alguno que mola. Pues no sé cómo me las arreglo, pero siempre es el que borro, en vez de las dieciocho versiones del pollito.

Para colmo, siempre se me ocurre empezar con la limpieza de vídeos cuando estoy fuera de casa y por mucho mis amigos me dejen la wifi, no pueden hacer lo mismo con el cargador del móvil, así que, después de toda la tarde haciendo el memo, me quedo sin batería y es el momento en que recibo esa llamada que llevaba varios siglos esperando y cuyo autor tiene que soltarle el rollo al buzón de voz...

... Buzón que llevo meses sin abrir, por lo que, para enterarme de lo que me quieren decir tengo que escuchar treinta y dos mensajes viejos, que ni sé de qué van y se me pone una cara de mema, con el cacharro pegado a la oreja que os podéis imaginar.

En fin, que no sé qué demonios hacer con los puñeteros vídeos. Si los guardo, malo, si los borro, peor, si los veo, estoy tonta, ¡malditas peliculillas, parece que habéis sido creadas para amargarme la vida!

Bueno, pues si lo de las animaciones es una gaita, ni os cuento las fotos. ¿Cuántas recibo al día? Probablemente unas cincuenta, mínimo. Encima, como tengo varios grupos y algunas personas están en más de uno, me pueden enviar el mismo chascarrillo unas seis veces en un lapso de tres segundos... Luego que si mujo, en serio ¿vosotros qué haríais ante tamaño bombardeo informativo?

Estos últimos días me impuse la disciplina de revisar las fotos y borrar todas aquellas que no fueran estrictamente necesarias para el buen funcionamiento de mi "paratejo"... Con desastrosos resultados, porque todas me parecen bonitas, graciosas, tiernas u originales y lo más que he conseguido ha sido pasar de ochocientas a setecientas noventa y cinco. ¿Cómo borrar a tus amigas? Semejante traición debe ser inmediatamente castigada con varias maldiciones. ¿Y a tus sobrinas? ¿De verdad tienes corazón para borrar a tus sobrinas? ¡Pero si son guapísimas! ¿Y los pies en la playa? ¡Con la de horas que pasas tratando de averiguar a quién pertenecen! ¿Merece la pena renunciar a tanta diversión por unos pocos bytes?

Al final decidí que lo mejor era conectar el teléfono al pc, descargarlo todo y hala, así podría recuperar sitio en la tarjeta para las chorradas de la temporada otoño-invierno.

... Pero no vayáis a creer que es tan fácil. Ahora me encuentro con que, no sólo sigo teniendo la memoria petada, sino que he llenado mi carpeta de imágenes del ordenador de estupideces mil veces repetidas (más snif).

Y es que, por mucho que me ocupen la memoria las fotos y los vídeos, lo que realmente me la peta son las malditas aplicaciones. Vamos a ver ¿para qué demonios quiero yo una aplicación que me dice si las sandías están maduras? ¡Si siempre las compro ya partidas! ¿Y esas novecientas que venían ya por defecto? No sólo es que no las haya usado nunca, ¡es que ni siquiera sé de qué van! Pero todos los días me encuentro un cuadradito que me dice que tengo que actualizar no sé cuántas historias que, obviamente, si no sé ni lo que son o cómo se llaman, mal voy a poder desinstalarlas.

Bien os podéis imaginar el final de esta triste historia: borré los vídeos que no quería, guardé las fotos de los pies para no volver a mirarlas más, llené mi ordenador de porquerías repetidas y todo para tener que comprar un día de éstos una nueva tarjeta de memoria...

Aun a riesgo de resultar pelmaza, insisto, mi vida era mucho más sencilla antes del esmarfone. Esto es un estrés y un sinvivir.