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sábado, 16 de octubre de 2010

La tortilla ¿con cebolla o sin cebolla?

Creo que cualquiera de vosotros ha discutido sobre este tema al menos quince millones de veces en la vida. La tortilla de patatas ¿debe llevar cebolla? Lo sé, es terrible que, con los tiempos que corren, sigamos perdiendo el tiempo discutiendo sobre algo tan absurdo, en vez de salvar a la humanidad de la galopante crisis o cualquier otra cosa igual de estúpida y/o grandiosa.
Porque es evidente que la tortilla debe ser con cebolla. Claro, sencillo y contundente.
Y no hay nada más que decir. Faltaría.
Sin embargo, algunas personas no se dan por enteradas y así nos luce el pelo. Mi mejor amigo me discute este axioma desde hace casi cuarenta años (jaaaaaaarl). Según él, hay montones de argumentos para cocinar la tortilla de patatas "sin cebolla". (¿Será asqueroso?)
Primero: ¿Por qué se llama tortilla de patatas y ya está? Si fuera con cebolla se llamaría "tortilla de patatas y cebolla". Lógico.
Segundo: Según no sé quién que conoce él de buena tinta, la genuina tortilla castellana, siempre se hizo sin cebolla. Siempre hay alguien por ahí que asegura tener la genuina receta que se transportaba en el Arca de la Alianza.
Tercero y más importante: A él le gusta sin cebolla. Y punto pelota.
Claro está que yo puedo contestar a sus tres aseveraciones sin que se me despeine el flequillo.
Primero: No te vas a poner cansina enumerando tooodos los ingredientes de tus guisos. ¿Acaso dices "Menestra de judías, alcachofas, guisantes, zanahorias, patatas..."? Pues no. Dices "menestra de verduras" y, en casos realmente autistas "menestra". Es evidente que la menestra tiene verduras, ¿para qué coño repetirlo? Pues lo mismo pasa con la tortilla de patatas, es tan obvio que lleva cebolla que no es necesario decirlo. Seguramente, cualquier filósofo diría que este razonamiento mío tan aplastante está viciado de base. Pues que se joda...
Segundo: generaciones y más generaciones de Ruices, mis siempre honrados ancestros, han cocinado las tortillas de patatas con cebolla y, ¿por qué no va a ser tan válida o más su receta que la de no sé quién, que a saber tú quién será? (qué caña de frase, mooola). Pues a ver si no vamos a ser nosotros tan fermosos e importantes. En todos los mentideros se sabe que nuestros guisos han dado varias veces la vuelta al mundo, no como los de cualquier otro por ahí perdido. Pues no faltaría más, hala.
Tercera: Es una lástima que a la gente le guste más la tortilla sin cebolla, porque está mucho más buena con ella, sale más suave, abulta más y todo lo que quieras decir, es poco.
Total, que ya sabéis que si venís a comer a casa y hay tortilla... será con cebolla...
Y lo poco que tardé en tragarme estas palabras, coño. Porque este verano invité a cenar a mi hermana, cuñado y sobrina. Toda ilusa yo, podía haber pedido una pizza. Les comenté, para que fueran felices y lo celebraran con cánticos y gritos, que pensaba hacer tortilla, pese a que lleva miles de siglos prepararla y la cocina te queda hecha una mierda y, en vez de halagos, frases de apoyo y sonoros besos en las mejillas, lo primero que recibí fue un mensaje de mi hermana: "la tortilla, por favor, sin cebolla, que a la niña no le gusta". Joder.
Qué no hará una por una sobrina, hasta transgredir sus principios más sagrados. Estoy segura de que, cuando llegue a las puertas del cielo, San Pedro no me dejará pasar por culpa de esa maldita tortilla. Lo peor que se puede hacer en esta vida es faltar a tus principios. Snif.
Total, que se ha abierto la caja de los truenos y ahora, cualquiera que venga a cenar a casa, se permitirá el lujo de enmendarme la plana y exigir una tortilla sin cebolla, aludiendo al punto número tres del razonamiento de mi amiguete.
Ahhh, pero noooooo señooooor. Una cosa es una sobrina, tan guapetona ella, y otra unos colegas que, si les gusta sin cebolla, no tienen más que traerse su propia tortilla o irse a cenar a otra parte.
Claro que me imagino una cena en mi casa, con unos cuantos colegas abriendo sus tuppers y sacando una legión de repugnantes tortillas, planitas como pañuelos mocosos, amarillas como si tuvieran ictericia y, seguro, sosas. Cájco. Mientras que yo y la gente normal, nos metemos entre pecho y espalda una generosa cantidad de manjar de los dioses. Qué pena, pobrecitos.
Estoy viendo que, para evitar susceptibilidades, tendré que retirar la tortilla de mis menús para invitados y dedicarme a los canapés. Claro que, entonces, empezarán a darme la tabarra con otra cuestión, por ejemplo "esos canapés ¿llevan alcaparras?".Esto es un estrés y un sinvivir.

10 comentarios:

  1. Yo estoy de acuerdo uno solo debe saltarse sus principios por una sobrina guapa o porque te da la gana, que esto es un estres y un sinvivir.

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  2. Pues mi especialidad es la tortilla de patatas sin cebolla, pero con chorizo. Lo que se llama una tortilla campera. Y no pienso dejar de hacerla sin chorizo ni aunque lo diga alguna de esas sobrinas guapas que comparto contigo. ¡Hala!

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  3. Así me gusta, Fer, que te reafirmes en tus principios y no cedas al chantaje. Y Juancar, qué porras va a decir, el hombre, si es el padre de la criatura. Más le valiera enseñarle a comer tortilla con cebolla...

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  4. Como se dice en la más chabacana de las jergas: Ole tu polla, tía mía. Di que sí que aquí el que cocina es el que manda, y la sobrina, ya guapa y adorable o fea cual mona pelada que se amuele y no sea tan tiquismiquis, que la tortilla va con cebolla que si no es mala para la salud y engorda más.
    Yo he preparado desde aquí mi primera tortilla y hasta le eché pimientos(y cebolla, por supuesto que no hace falta ni decirlo); una tortilla de altura. Un besete

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  5. Pero Elena, has perdido el juicio? Todo el mundo sabe que a la tortilla española de patatas se le empezó a echar cebolla en la guerra civil, en tiempos de hambre, para hacerle más bulto. Pero mujer, si éso está documentadísimo en tus cajas normalizadas!!
    Yo le pongo ajo picadito, que le da más sabor a la patata, y mis tortillas tienen 5 cm. de altura, y sin cebolla. Lo que hay que hacer es brazo, batiendo bien los huevos. Que sois todos unos vagos.

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  6. Si ya decía yo que nos viene de pobres que somos. Aun así, es una guarrería que no lleven cebolla, pues faltaría más. Y si le echas un golpecito de ajo, pues tan rica, oye. Que en la Guerra Civil en Madrid era bastante chungo encontrar, no ya cebolla, sino patatas, huevos y de cualquier cosa, menos las célebres "lentejas del Doctor Negrín" que no son como las pastillas del Doctor Andreu, aunque suene parecido

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  7. Pues que sepáis que yo, adquirida la costumbre de mi ksto, cuando hago tortilla para más de dos (personas) me lío la manta a la cabeza y el delantal a to mi cuerpo y hago una decena o una catorcena de ellas, cada una de un tipo, eso sí, siempre hay una como Dios manda, con cebolla.

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  8. Me siento directamente aludida por ser la madre de la criatura que dió origen a la controvertida cena de este verano. Aún así, siempre quedará en nuestro recuerdo aquella feliz velada, en la cual comimos felizmente y entonamos canticos regionales que hicieron aplaudir hasta a nuestros más remotos vecinos. Es posible que esa frustrante tortilla permanezca en lo más recóndito de tu memoria por largo tiempo, altere tus sueños en las largas noches de invierno y sea la causante de tu desvelo durante las calurosas noches de verano, pero ¿que es eso comparado con la inmensidad del océano o con el amor, en este caso, de una entregada y abenegada tía?
    Yo, para evitar complicaciones y alteraciones filosóficas, hago tortilla francesa con jamón de york, de nueva york.

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  9. Di que sí cariño, donde esté tu tortilla francesa de jamón que se quiten las birriosas y encebolladas tortillas de patatas españolas.
    Pero no divagemos y ajustémonos al guión. Merece o no merece Leti disfrutar de una buena tortilla española SIN cebolla? Esa es la cuestión, y ahí, amigos míos, reitero mi dicho que si la niña dice que sin cebolla...al final...se hace sin cebolla, con más huevos o con menos huevos, pero sin cebolla... que rima con polla como bien apuntó nuestro querido sobrino Pablo.
    Un saludo y buen erupto cebollero.

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  10. Vayamos por partes, como dijo el Destripador: Leti merece disfrutar de tortillas sin cebolla, macarrones sin queso rallado y hamburguesas sin pepinillos... pues no faltaba más. El problema estriba en las consecuencias de esa tortilla para la salvación de mi alma, que no tenteraaaaaaaas.

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