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viernes, 28 de enero de 2011

Os quejáis de vicio... pa fríos, los de antes

Siempre he tenido la sensación de que algunos viejunos que he conocido, debieron vivir en plena cuarta glaciación (¿Würm, Riss? cojones, ya no me acuerdo), por algo son viejunos, claro está.
Lo digo por ese comentario habitual, que habréis escuchado tropemil veces y que encabeza esta fermosísima entrada de viennes (y ¿qué coño hago yo un viennes, a estas horas, en casa? La vida es triste. Snif). Cuando tienes las manos envueltas en goretex y, aun así, no las sientes, los pieses se te han convertido en los del Hermes de Praxíteles (de mármol y retorcidos), la nariz cayó a cachos unos metros atrás (hubieras podido reimplantártela, el frío la preserva, pero alguien la pisó y la hundió más en un charco que ahora es hielo puro, entre cuyas capas aparece, sonrosadita y mona), al andar sientes el culo como si fuera de otro (a lo mejor es de otro y no te habías dado cuenta antes, comprúebalo, que luego vienen los problemas) y empiezas a dudar que tu plumas sea genuíno de plumón de mula, como aseguraba la etiqueta, porque te entran aires por doquier. Te hundes el gorro hasta las gafas pero, a pesar de parecer indigente y medio lela, sigues teniendo el chakra de la coronilla cerrao con un candado y las orejas, no te atreves ni a tocártelas, no sea que se partan. Los leotardos de pura lana que llevas debajo de los pantalones, se han acartonado con el frío y añaden a tus ya de por sí absurdos andares un aire saltarín. Llevas la braga hasta el borde inferior de las gafas (pero, como la nariz ya se te cayó, no te haces vaho en los cristales al respirar, con lo que ves un poquito, si bien de pura chimba). El humerío que sale del hueco donde antaño estuvo tu nariz (la del charco congelado, espera al deshielo y podrás recuperarla) es hielo puro y te escuecen tanto los ojos que lloras enormes y deprimentes lágrimas de escarcha...
Pues eso, entonces te encuentras a un amigo de tu abuelo (o de tu padre, o de su puta madre), casi en pelotilla, que te suelta eso de "antes, antes sí que hacía frío". Y te cuenta la consabida historia de cómo se ponían periódicos debajo de la camiseta, para entrar en calor y, a consecuencia de ello, tenían los pezones llenos de tinta. Bueno, eso no te lo cuenta, pero lo está pensando.
A todo esto tú estás, en mitad de la acera, congelándote hasta en el carnet de identidad y piensas: "¿Y este cansino, no podrá contarme toda esta mierda en un sitio más calentito?". Pues no, porque ya no se puede fumar en los bares y los amigos los haces en la puta calle.
Piensas que ya, con el tema de los periódicos, se acabó la cuestión y te podrás largar... Pues no, a continuación viene, ¿os lo imagináis? Pues claro. La segunda parte, cómo tenían que meterse, por las mañanas, la ropa dentro de la cama para que se calentara un poco antes de ponérsela. Eso sí que eran fríos, no los de ahora. Y tú recuerdas esta mañana, cuando te levantaste, que los pingüinos del salón de tu casa estaban todos constipados y te dices: "Jesús, qué cruz, lo que tiene una que aguantar".
Pero todavía falta la tercera y entoavía "más" original de sus aseveraciones: cuando tenían que romper el hielo de la palangana para lavarse... Como si se hubieran lavado alguna vez que, pese al frío, huele a pies sudados a lo largo de toda la avenida.
Total, que llegas a la conclusión de que, efectivamente, tus ancestros eran gente recia, que pasaron un 98 % de su vida a menos de 27 º bajo cero. Pa fríos, los de antes, efectivamente. Todos nuestros antepasados vivían en la Antártida. Y, obviamente, emigraron porque se les pelaba el culo, así que, digan lo que digan, no eran tan recios.
Yo creo que, una vez que llegan a su casa, tienen que meter los pies en el brasero, directamente, y echarse agua hirviendo por el cogote, para entrar en calor, porque, en realidad, se están congelando tanto o más que tú (al fin y al cabo estábais a menos 7 grados), pero tenían que mantener el tipo, para hacerte quedar como una vil nenaza.
Vamos, que estos días ha hecho una rasca que pelaba, los grajos cruzaban la calle andando, trece mil personas han patinado en los charcos y las urgencias de traumatología del hospital de Villatempujo y no Subo están desbordadas de policontudos, al tiempo que los pasmazos han proliferado a tu alrededor, tan contentos y sin control. Ahora sólo falta que no te haga efecto la vacuna de este año y te enganches un griponcio.
De verdad, no sé si los fríos de antes eran más que los de ahora, pero los de esta semana han sido cojonudos y han convertido mis obligados paseítos diarios en un estrés y un sinvivir.

6 comentarios:

  1. ¡Qué jodío! Como si tú no te hubieras congelado también, so recio.

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  2. ¡Anda, para algo me tenía que servir la puta menopausia! Estoy pasando el invierno más sudoroso de mi vida, en serio, pa fríos los de antes... además dicen por Riga que esto no es nada, por lo visto -10º es una temperatura cojonuda. Buah, nenaza. (Eso sí, sin acritud)

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  3. Frío dice, la jodía, bueno bueno, tampoco será para tanto, que yo estoy aquí llevando gorro, cosa que no había hecho en mi vida, e incluso guantes, además el otro día me esmorré en un charco de hielo, así que no llores tía de mis amores que podría ser mucho peor

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  4. A diez bajo cero hemos estado aquí.
    Tú no te acuerdas, Mary Helen, pero para frío, el año de la oposición. Que me llamaban a mí en diciembre, todos los días a las 12, desde Sevilla, y lo primero que me preguntaban era la temperatura. Iba al termómetro de la terraza. Ocho bajo cero, doce bajo cero. Ozú, a esa temperatura no se pué vivir, vente pacá ahora mijmo.
    Hace frío. Suele ser normal en enero.

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  5. Ya sabía yo que los recios chicarrones y chicarronas del Norte (algunos más del Norte que otros, ¿verdad, Pablo? Aunque, desengáñate, yo te he visto llevar gorro cuando eras canijo, incluso uno de Papá Noel) iban a darme la tabarra con este comentario. Pero, aun así, os aseguro que hacía frío (y mucho), que cuando llego al curro por la mañana tienen todos los coches una cuarta de escarcha. Hasta ví un día a una intentando sacarla con el limpiaparabrisas. Eso para que veáis que hay gente más merluza que yo.
    De todas formas, cuando estemos a 300 bajo cero, igual saldrá alguien diciendo que "pa fríos los de antes". Hasta en Riga, tú pregúntale a alguna vieja, ya verás como te dice que antes sí que nevaba y no ahora, que sólo hay tres o cuatro metros de ná.

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